Vivió en Guatemala. Llegó a La Habana, a la que arribó sospechosamente después de ser extraditado a España. Se desconoce el nombre de sus padres u otros parientes.

Información sobre su vida personal es muy reducida debido a que fue perseguido por el gobierno, pues Guatemala aún pertenecía legalmente a España en esa época, por sus ideas políticas, y como persona era muy reservada.

A sus trece años, viajó a México y regresó seis años después como oficial de la Presidencia de la Audiencia. Más tarde, fue editor de La Gazeta de Guatemala; en este cargo, él redactaba el contenido del periodico y aceptaba las colaboraciones externas. En 1934, el periódico El Imparcial publicó, en su edicion de conmemoracion de independencia, un artículo en donde expuso a luz que Simón Bergaño y Villegas había salido apresado en España, debido a sus ideas políticas.

La Vacuna

(Canto a los jóvenes) - fragmento-

Remonta, oh Musa, el pensamiento mío
Con el son agradable de tu lira;
Y esforzando mi aliento, débil, frio,
Anime el pecho, que a cantar aspira
El hallazgo feliz, con tono pío,
Del doctor JENNER, por quien ya se mira
Libre y segura la infeliz tierra
De una peste cruel, más que la guerra.

¡Oh! Si aún viviese aquel cantor mantuano
Que entonó y celebró con energía
La vida y hechos del varón troyano
¡Con cuánta pompa y dignidad haría
Inmortal a un inglés, que al ser humano
Le trajo tanto bien, tanta alegría,
Que ni cabe en la voz, ni puede hallarse
Ningún héroe tan digno de elogiarse!  
-“Poemas”; Tipografía Nacional; (2008)
Los libros, sí los libros
A mí jamás me cansan;
Me ensañan mis deberes,
Corrígenme mis faltas.

Me divierten, me elevan,
A las regiones altas,
Y elevado me olvido
De las cosas humanas.

Entonces no me acuerdo
De las soberbias plazas,
Ni de espléndidos banquetes
Por mi memoria pasan.

Olvídome del oro,
Del teatro y las danzas,
De los ricos vestidos
Y de esperanzas vanas.

Ni le temo a la envida,
Ni a cuantas acechanzas
Al hombre poner puede
La soberbia ignorancia

Mi filosofía

Dícenme los amigos:
¡Qué mal, Simón, parecen
Las quejas en un hombre
De creencia, cual tú eres!
Si ahora porque cuentas
De cama siete meses
Publicas tus dolores
Con ayes que entristecen;

Dínos, Simón amigo,
Dínos, ¿a dónde tienes
La gran filosofía
Que enseñan tus papeles?

¡Ah! Calla y disimula
Que el sabio nunca debe
Por pobre o por enfermo
Quejarse de su suerte
Yo entonces les replico:

No soy sabio creedme;
Pero sin duda alguna
Gimiera aunque lo fuera.
El filósofo es hombre,
Y hombre que si le duele
Alguna cosa, deja
De ser estoico y siente;
Pues la filosofía
Tan sólo nos advierte
Lo que hay de bueno y malo

En todo lo terrestre,
Mas, no torna a los hombres
En piedras, ni ella puede
Traer ni un pan a casa
A fin de mantenerlos,
Y el sabio adolorido
Es justo que se queje,
Si bien debe mirarse
Conforme con su suerte.

-“Poemas”; Tipografía Nacional; (2008)

Simón Bergaño y Villegas. Poemas. Tipografía Nacional. 1808.

Misitiodeliteratura. 12 de abril de 2012. 22 de enero de 2014 <http://misitiodeliteratura.wordpress.com/2012/04/12/simon-bergano-y-villegas/>.