Carmen Matute se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras del Colegio Guatemala, en 1960. Luego sacó una Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de San Carlos de Guatemala

Carmen Matute ha publicado artículos sobre cine, arte y cultura en diferentes periódicos guatemaltecos, como El imparcial, El Gráfico, Siglo 21 y La Hora. Sus obras literarias se encuentran en antologías publicadas en diferentes países como Inglaterra, España, Francia, Italia, Estados Unidos, Suecia, Colombia, Venezuela, Argentina, Ecuador, Costa Rica y Guatemala.

Recibió la medalla de la Orden Vicenta Laparra de la Cerda, en abril del 2007; esta medalla fue otorgada por la Asociación Cultural Vicenta Laparra de la Cerda. En 2006, le dieron el premio único de cuento de los Juegos Florales Hispanoamericanos de Quetzaltenango. En 2007, Unicef escogió una de sus obras, titulada Los Niños de Guatemala, para incluirla en la antología Las Palabras Pueden. En 2005, la Asociación Fullbright de Exbecarios de Guatemala le otorgó una plaqueta de reconocimiento "por su ayuda incondicional brindada para el desarrollo de nuestra asociación y sus becarios". Recibió, en el 2001, una plaqueta de reconocimiento por el Grupo de Arte Integrado. Fue miembro del Jurado del concurso para premiar la Excelencia Periodística a nivel nacional. La Societá Dante Alighieri ofreció un homenaje a su obra poética. En 1997, se le otorgó, por parte de la Fundación Yaddo, una beca como escritora residennte en Nueva York por un mes. Ese mismo año el programa de radio ORI LIRICO le otorgó una medalla. En 1996, la municipalidad de Quetzaltenango junto con la Casa de la cultura de Occidente le dedicaron el Certamen de Literatura joven a nivel nacional

Mujer

Tatuada
con inscripciones misteriosas
que una mano de fuego
trazó por error
aquí estoy
yo, mujer,
que soy más cadáver que ninguno.

Tengo miedo

Tengo miedo.
Qué difícil contarte esta verdad,
porque tú no sabes nada
sobre su vestimenta leve,
que se va deslizando
por los huesos
y se prende
como una enredadera amarga
en lo más hondo
de las raíces de la vida.

Qué importa.
Todo es tan inútil.
Uno está atrapado,
encogido como un feto,
sin luchar,
porque el miedo bestial
te ahoga, te aprisiona.

No hay sueños, ni recuerdos.
Sólo el agua glauca,
maligna,
que sumerge el cuerpo tembloroso
dentro del miedo.

Solo

Nada he sido
nada soy
sino escondida isla
sin pájaros
ni habitants
sin voces que la pueblen
yerma
apenas viva

negra isla
huérfana
de la ternura de los nidos
región del vértigo petrificado
sin risas
ni panales

áspera isla soy
hondo lamento arrinconado
en la soledad del viento
polvo y sal
nutren mi médula
desterrada la plegaria
y la esperanza

sin astros finales
sin oráculos
sin nombre
yo la torturada.

Mujer sola

La memoria es una tumba abierta
donde puedo enterrar
la piedad por mí misma,
mientras un felino se desliza
muy suave

por el aire de la alcoba
con la afilada garra
dispuesta a rasgar
sin rabia
a la mujer sola
que apenas está saliendo
de los filamentos del sueño.

Autorretrato

Mentira:
el perfume
la voz
el encaje
la mujer de plastico
flor y angel

Verdad:
esqueleto y piel
angustia
pensamiento
eterna herida
inacabada